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Espiritualidad Mariana

La Virgen María es, para nosotras, modelo de seguimiento de Cristo y de conformación de la vida a la voluntad de Dios y, como nos lo recuerda la Iglesia, es aquella que después de Cristo ocupa, en la Santa Iglesia, el lugar más alto y a la vez el más próximo a nosotros.

Como franciscanas vivimos una devoción mariana, sintiendo a la Santísima Virgen como Madre y difundiendo esta devoción en nuestras obras apostólicas. La devoción a María impulsa nuestro espíritu misionero, ya que, juntamente con María, nos unimos a la voluntad salvífica universal de Dios, al misterio redentor de su Hijo, y a la obra santificadora del Espíritu Santo.